El reloj loco de Zurich

El reloj loco de Zurich

Los lectores suizos reconocerán inmediatamente en la ilustración la iglesia abandonada en un lugar solitario situado a las afueras de Zurich y recordarán la curiosa historia de su reloj embrujado.

Omitiendo los aspectos sobrenaturales y misteriosos de la historia relatada a los turistas en muchas versiones, podemos comentar brevemente que la iglesia fue construida a mediados del siglo XV. Fue provista de un reloj fabricado por el ciudadano más viejo del lugar, un hombre llamado Jorgensen, famoso por ser el fundador de la fábrica de relojes que dio renombre al lugar.

El reloj fue puesto en funcionamiento a las seis de la mañana acompañado por la ceremonia que los suizos emplean en la inauguración de todos los acontecimientos, incluso los de menor importancia. Desafortunadamente, las manecillas del reloj habían sido montadas sobre los piñones incorrectos. La manecilla de las horas empezó a moverse mientras que la de los minutos marchaba doce veces más despacio a lo que los campesinos denominaban como “la dignidad de la manecilla de las horas”.

Después de que se le hubieron explicado los caprichos del embrujado reloj al viejo y enfermo relojero, éste insistió en que se le llevara a ver el extraño fenómeno. Debido a una asombrosa coincidencia, cuando llegó la hora señalada por el reloj era absolutamente correcta.

Esto tuvo tal efecto sobre el anciano que murió de alegría. El reloj, no obstante, continuó produciendo sus extraños caprichos y se consideró embrujado. Nadie tuvo la audacia de repararlo o de darle cuerda de modo que todas sus piezas fueron oxidándose y todo lo que queda de él es el curioso problema que ahora propongo.

Si el reloj fue puesto en marcha a las seis como muestra la ilustración y la manecilla de las horas se movía doce veces más rápido que la otra,

¿cuándo llegarán ambas manecillas por primera vez a una posición en la que indiquen la hora correcta?