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El Análisis Transaccional propone una metodología y unos conceptos básicos, expresados en un lenguaje sencillo, sin los tecnicismos abstractos que predominan en otras teorías psicológicas. Pretende ser un modelo profundo, con técnicas para facilitar la reestructuración y el cambio personal. Su fácil integración con otras disciplinas de las ciencias humanas y sociales, le ha dado una gran difusión mundial dentro del entorno humanista, laboral y de la auto-ayuda. Asimismo, posee analogías con el psicoanálisis freudiano.
A nivel funcional, busca facilitar el análisis de las formas en que las personas interactúan entre sí, mediante transacciones psicológicas, con sus estados del yo Padre, Adulto y Niño, aprendiendo a utilizar el primero para dar cuidados, el segundo para individualizarnos y el tercero para buscar y recibir cuidados, tanto en nuestra interacción con los demás, como también en nosotros mismos, creciendo en el logro de una personalidad integradora.
A nivel profundo, busca facilitar el abandono del guión psicológico que decidimos en la infancia bajo la influencia de las figuras parentales y de autoridad, pero que fue necesario para sobrevivir y que podemos aún estar siguiendo de forma inconsciente. Al dejar el guión, dejamos también de jugar los juegos psicológicos que lo refuerzan, pudiendo entonces usar integradoramente nuestra capacidad de pensar, sentir y actuar, al servicio de un vivir saludable.
El Análisis Transaccional es un método contractual. Se trata de un acuerdo adulto con uno mismo o con otra persona para realizar un cambio. Supone un objetivo que el cliente (o paciente) desea alcanzar, así como una meta de cambio. Implica, además, un análisis cooperativo entre el terapeuta y el cliente sobre la situación a resolver y, de las posibles opciones y alternativas existentes. Asímismo, entraña una responsabilidad de los dos, terapeuta y cliente, pero diferenciada. El cliente se responsabiliza de cambiar lo que sea necesario y posible de su situación, tomando nuevas decisiones, poniéndolas en práctica y usando todos sus recursos disponibles a su alcance. Por su parte el Analista Transaccional se responsabiliza de cuidar el proceso, de confrontar al cliente en el momento adecuado, de apoyar cuando sea conveniente, de dar orientación cuando es oportuno y, de señalar lo que observa cuando sea pertinente.
En el modelo de intervención, el objetivo es entender y modificar los aspectos inadecuados de la personalidad, tales como las exclusiones y contaminaciones, aprender a no implicarse en juegos y ubicarse en una posición existencial saludable. De esta forma el cliente, progresivamente, irá cobrarando conciencia de su guion para poder optar por un estilo de vida con autonomía, resultante de la conciencia, la espontaneidad y la intimidad.
La terapia consiste en facilitar la regresión a la infancia temprana y en establecer un tipo de estado del yo Padre consistente y saludable por las actuaciones parentales proporcionadas por el terapeuta. El proceso se llama reparentalización y se centra en quitar la confusión del tipo de estado del yo Niño, interpretando los procesos inconscientes.
Metas del Análisis Transaccional
La meta del Análisis Transaccional es, básicamente, la autonomía, definida como:
La consciencia o capacidad de distinguir la realidad de la fantasía interna proyectada sobre lo que me pasa o lo que sucede.
La espontaneidad o capacidad de expresar mis propios pensamientos, sentimientos y necesidades y de actuar en consecuencia, viviendo para sí.
La intimidad o capacidad de abrirme al otro, estar próximo, cercano y ser auténtico con el otro con reciprocidad.
La ética o capacidad de elegir actuar en cada contexto respetando los propios valores asumidos.
El Análisis Transaccional es un modelo decisional de la personalidad que permite:
Comprender como entramos en relación con los otros, lo que buscamos en nuestras relaciones y cuales son nuestras raíces ocultas que nos hacen reaccionar de manera repetitiva.
Sentir y tomar conciencia de qué es lo que pasa en nosotros y por tanto de que necesitamos, deseamos y de cuales son nuestras metas.
Actuar y tomar la iniciativa para poner en marcha los cambios personales, relacionales u organizacionales. Utilizar los Permisos, Protecciones y la Potencia necesarios para alcanzar nuestro desarrollo y evolución.
Los campos de aplicación del Análisis Transaccional
Psicoterapia: individual, de pareja, de familia, en grupo.
Empresa y organizaciones: consultoría, desarrollo organizacional, cultura organizacional, trabajo en equipo, dirección de personas, comunicación, etc.
Orientación (Counselling): personal, familiar, relacional, vocacional, etc.
Relación de ayuda: asistencial, clínica, familiar, voluntariados, etc.
Pedagogía: educación, reeducación, orientación e integración escolar, desarrollo humano, etc.
Formación: de padres, profesores, educadores, profesionales, vendedores, consumidores, amas de casa, adolescentes, parejas, dirigentes, etc.
Trabajo social: exploración de recursos, apoyo y orientación social, integración y marginación, reinserción social, etc.
Lo que ofrece el Análisis Transaccional
Formación básica, sencilla y clara en aspectos psicológicos esenciales como la personalidad, la comunicación, las necesidades humanas, los sentimientos y emociones, las actitudes, la dinámica de grupos, etc.
Opciones y medios efectivos para poder dar alternativas a los conflictos que se producen en las relaciones interpersonales.
Instrumentos útiles para explicar los comportamientos propios y de los otros para poder basar de forma sólida las estrategias de relación y cambio.
Experiencias vivenciales individuales y grupales que abren nuevas perspectivas en la comunicación personal y en la solución de problemas.
Modelos de referencia para la observación, auto-observación y el crecimiento personal y profesional