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En Vértices Psicólogos, aplicamos la terapia del “guión de vida” en nuestros centros y consultas de Madrid y de la Zona Noroeste de Madrid(A6), en Las Rozas, Villalba, Boadilla, Majadahonda, Pozuelo, Torrelodones, Galapagar y El Escorial, como una de las metodologías terapéuticas fundamentales del planteamiento psicoterapéutico del gabinete, al igual que otras terapias de tercera generación, con más de 20 años de investigación clínica y 50 años de avance internacional, adaptadas a nuestra realidad e idiosincrasia cultural.
Un plan de vida
La teoría psicoterapéutica del guión de vida, presenta al paciente como el “protagonista” de una obra de teatro (su vida) en tres actos: El primer acto representa la infancia de la protagonista el segundo acto representa la edad adulta, donde el protagonista puede luchar contra el guión de la obra, incluso puede aparentar liberarse de lo inevitable (Edipo huyendo de su destino) usando su “alternativa vital elegida” y reescribiendo el guión; y el tercer acto que es donde el protagonista se queda sin energía para seguir luchando contra el guión (la "catástrofe" si usamos el anterior símil griego de Edipo).
Esencialmente, lo que la teoría viene a decirnos, es que el destino del guión siempre sigue su curso, de ahí el paralelismo con la “tragedia griega”. Por tanto, un aspecto distintivo esencial en esta teoría es que la secuencia de actos, culmina en la “alternativa elegida”, es decir, las decisiones están encaminadas a lograr la ganancia o la recompensa esperada.
Una parte clave de la teoría del guión de vida es la naturaleza “decisional” del plan de vida. Esto significa que el guión de un individuo surge de las decisiones tomadas en la infancia y, no sólo de los factores ambientales o de los padres. Diferentes niños criados en el mismo ambiente, pueden tomar decisiones diferentes que van a resultar en muy diferentes proyectos de vida. Las decisiones de guión hechas en la infancia se deben diferenciar con claridad de la toma de decisiones en la edad adulta, es evidente que los niños pequeños no tienen las mismas facultades mentales que los adultos y, su toma de decisiones se basa principalmente en los sentimientos, emociones y sensaciones corporales en lugar de la lógica adulta y la realidad probada.
La influencia de los padres, si bien no tiene por qué reflejarse directamente en el guión del niño, es sin embargo fundamental para su desarrollo, a través de los mensajes (tanto verbales como no verbales) que se le hacen llegar al niño. Estos mensajes forman parte del marco de referencia del niño y se componen de muchas definiciones -de uno mismo, de los demás y del mundo- formando parte integrante de las conclusiones a las que los niños llegan por sí mismos. Es importante reconocer que las primeras decisiones de guión que hacemos son fuera de nuestra conciencia adulta, aunque podamos después vivirlos todos los días en nuestro comportamiento.
Las decisiones de guión
Las decisiones de guión que hacemos en la infancia tienen un impacto significativo en el curso de nuestras vidas. Estas decisiones prematuras son claves para conformar la personalidad temprana, antes de que tengamos información suficiente y facultades para la toma de decisiones maduras y razonadas. Hipotéticamente, si a un niño se deja que se desarrolle naturalmente, las decisiones importantes sobre su vida se van a aplazar hasta la adolescencia. Desafortunadamente, este desarrollo natural se interrumpe de forma continuada y rutinaria y, un niño está sujeto a diversas limitaciones y presiones de los padres -y ambientales- que provocan la adaptación al medio, para sobrevivir y tener las necesidades básicas cubiertas.
La calidad de las decisiones tomadas a una edad tan temprana dependen por completo de las habilidades del propio estado del “yo adulto” del niño (el Pequeño Profesor), en el momento de la decisión. Un niño piensa y siente de formas muy diferentes a la de los adultos y, la lógica de un bebé puede ser desconcertante. El mundo de un bebé es un mundo de extremos -de éxtasis, de terror, rabia- y muchas decisiones tempranas reflejarán estos extremos.
La posición de un niño al nacer es de "confianza básica" -la expectativa de que la madre va a responder incondicionalmente a las necesidades del niño-. Cuando se retira esta protección incondicional (al menos en términos de la percepción del mundo por parte del niño), el niño se ve obligado a considerar una cuestión importante, a saber, “¿qué debo hacer para conseguir lo que necesito para mi protección y satisfacción?”. Las respuestas a esta pregunta estarán, inevitablemente, contenidas en gran parte dentro de los "mensajes del guión”, que vienen de los padres del niño (y de otros padres-figuras conceptuales de referencia).
Mensajes del guión
Los mensajes del guión pueden ser verbales, no verbales, modelados, o atribuidos a un niño. Los mensajes no verbales son especialmente potentes y, consisten en la tensión corporal, expresiones, tonos, olores y movimientos. Eventos en el entorno de un niño -ruidos fuertes, ausencias de los padres- también pueden proporcionar mensajes de guión de alcance profundo.
Los mensajes no verbales (potencialmente reforzadas por los mensajes verbales posteriores), influyen en las decisiones de guión realizadas en la pre-infancia, especialmente en el período anterior a que el niño haya desarrollado el habla. Por ejemplo, estos mensajes se consideran en el Análisis Transaccional como originadores del estado del yo-niño del padre y, los mensajes recibidos (o interpretación del niño de ellos) se almacenan en el estado del yo-niño del joven.
Los mensajes de estado del yo-niño se clasifican en las acciones de cesación y permisos. Los mandamientos diligentes, son mensajes no verbales negativos que, si se expresan en palabras, comenzarían, por ejemplo, por “No lo hagas ... ". Los permisos son los mensajes no verbales positivos que empiezan, por ejemplo, con "Está bien ... ". Estos mensajes y las decisiones tomadas en reacción a ellos, forman la base del guión de vida.
Los mensajes verbales -las "voces en nuestras cabezas"- se almacenan en el estado del yo-padre. Estos mensajes, que se originan a partir de propio estado del yo-padre de los padres, llevan a un conjunto de decisiones alternativas llamadas “contraguión”.
El contraguión, consiste en comandos y definiciones del mundo hacia el niño -por ejemplo “sé bueno”, “trabaja duro”, “sé un gran hombre”- y requieren alineamiento con las demandas culturales y sociales que se transmiten a través del padre. El contraguión, puede utilizarse positivamente para encajar en la sociedad y, como tal, puede parecer ir en contra de las exigencias del guión correcto, pero puede llevar consigo una rentabilidad negativa; por ejemplo, un contraguión “trabaja duro” puede llevar a úlceras o un ataque al corazón.
Viviendo el guión
Durante el curso de nuestras vidas, existen períodos de tiempo en los que estamos “dentro el guión”, mostrando comportamientos y sentires, emociones y sensaciones, que pueden no ser útiles o relevantes para la situación del “aquí y el ahora” pero, fueron importantes alguna vez en nuestra infancia. También pasamos períodos de tiempo “en contraguión”, donde se muestran comportamientos diferentes y se tienen emociones diferentes pero, potencialmente igual de irrelevante para el “aquí y ahora”.
Todos tenemos un contenido único para nuestros guiones, pero el análisis de un gran número de guiones de vida, ha revelado que las personas viven sus guiones de acuerdo a seis, y sólo seis, patrones: nunca, siempre, hasta que, después, casi y pendiente-terminado. Estos patrones parecen ser comunes a todos los seres humanos, sin distinción de edad, sexo o cultura.
Nunca: están prohibidas hacer (o conseguir) las cosas que más se desean hacer (o tener).
Siempre: situación repetitiva negativa que se da una y otra vez en el guión de vida.
Hasta: limita la recompensa o placer hasta que no se haya completado una serie de tareas desagradables.
Después: consecuencias de un comportamiento determinado.
Casi: repetición continuada de una tarea de forma reiterada, buscando la mejora cada vez que se realiza.
Pendiente-terminado: deseo y anhelo de que suceda algo para, después sufrir la sensación de pérdida y vacío, o falta de rumbo.
La importancia del guión de vida
El entendimiento del guión de vida de una persona es importante en Análisis Transaccional, porque nos da una explicación de por qué las personas hacen lo que hacen y, nos allana el camino para desarrollar las técnicas, que pueden ayudar a la gente a cambiar su comportamiento autodestructivo o doloroso. Una vez que comenzamos a comprender lo que nuestros guiones de vida nos dicen, con la ayuda de la psicoterapia adecuada, podemos empezar a tomar el control de adultos y optar por comportarnos de manera diferente.
En la práctica psicoterapéutica del Análisis Transaccional es fundamental entender que, cada vez que nos salimos del guión, aflora el nivel de “agarre” que el guión vital tiene sobre nosotros. Una vez reconocidos los seis patrones de guión vistos anteriormente, nos dan la oportunidad de pasar a la acción y, tomar deliberadamente un camino diferente con la seguridad de un resultado diferente.
Cuando analizamos nuestros guiones para determinar los mandatos diligentes, permisos y contraguiones que nos dieron como hijos y fueron fundamentales en las decisiones de guión que tomamos en nuestras vidas, el análisis nos ofrece la oportunidad de volver a examinar esas decisiones a la luz de la conciencia adulta y , en su caso, cambiar esas decisiones con el fin de mejorar y dar un salto evolutivo en nuestras vidas, generando el estado vital positivo que estamos buscando.