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Vértices Psicólogos, en sus centros de Madrid y de la Zona Noroeste de Madrid (A6), en Las Rozas, Majadahonda, Torrelodones, Pozuelo, Boadilla, Galapagar, El Escorial y Villalba, aplica la terapia Cognitivo-Conductual en aquellos casos en los que se necesiten resolver problemas de depresión, estrés, obsesiones, fobias, adicciones, trastornos psicosomáticos o trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia, bulimia, obesidad, etc.
La primera vez que el paciente se reúne con su psicoterapeuta, hablará acerca de cualquier problema que esté teniendo, de cómo se está sintiendo y sobre los objetivos que tiene para su tratamiento. Después de varias sesiones se decide con qué frecuencia se realizarán las mismas, pudiendo el paciente reunirse con su psicoterapeuta cada semana, o solamente una vez al mes. Los objetivos son acordados entre el psicólogo y el paciente y se formula un plan de intervención estructurado, adaptado a las necesidades y características particulares que se han evaluado.
Mientras el paciente está recibiendo este tipo de psicoterapia, aprenderá nuevas formas de pensar acerca de las situaciones que le molestan. Asimismo, aprenderá nuevas maneras de afrontar sus sentimientos. La psicoterapia cognitiva también puede ayudarle con sentimientos de rabia, ansiedad, timidez o pánico.
La teoría Cognitivo-Conductual supone que, el control de las reacciones de nuestra emotividad y conducta puede permanecer de continuo bajo nuestro control o, lo que es lo mismo, somos los creadores de nuestra salud o enfermedad psíquicas, de nuestra dicha o de nuestra desdicha. Todo lo anterior es especialmente válido para las perturbaciones psicógenas manifiestas. Las distorsiones del paciente, son denominadas en este tipo de psicoterapia, como tríada cognitiva.
La tríada cognitiva consiste en tres patrones cognitivos principales que inducen al sujeto a considerarse a sí mismo, su futuro y sus experiencias, de un modo idiosincrásico.
El primer componente de la tríada se centra en la visión negativa del paciente acerca de sí mismo. Este tiende a atribuir sus experiencias desagradables a un defecto suyo de tipo psíquico, moral o físico. Debido a este modo de enfocar la vida, el paciente cree que a causa de estos defectos, es un inútil carente de valor. Por último, piensa que carece de los atributos esenciales para lograr la alegría y la felicidad.
El segundo componente de la tríada cognitiva se centra, en el caso de la persona depresiva, en interpretar sus experiencias de una manera negativa. El individuo siente que el mundo le hace demandas exageradas y/o le presenta obstáculos insuperables para alcanzar sus objetivos. Asimismo, interpreta sus interacciones con el entorno en términos de relaciones de derrota o frustración. Estas interpretaciones negativas se hacen evidentes cuando se observa cómo construye el paciente las situaciones en una dirección negativa, aun cuando pudieran hacerse interpretaciones alternativas más plausibles.
El tercer y último componente de la tríada cognitiva, se centra en la visión negativa acerca del futuro. El individuo espera penas, frustraciones y privaciones interminables. Cuando piensa en hacerse cargo de una determinada tarea en un futuro inmediato, inevitablemente sus expectativas son de fracaso.
El modelo cognitivo considera el resto de los signos y síntomas, por ejemplo de un síndrome depresivo, como consecuencia de los patrones cognitivos negativos. Por ejemplo, si el paciente piensa erróneamente que va a ser rechazado, reaccionará con el mismo efecto negativo (tristeza, enfado) que cuando el rechazo es real. Si piensa erróneamente que vive marginado de la sociedad, se sentirá solo. La terapia cognitiva es empleada para tratar la depresión, trastornos de ansiedad, fobias, así como otras formas de trastornos psicológicos.El objetivo de esta psicoterapia es reconocer el pensamiento distorsionado que origina los trastornos y aprender a reemplazarlo con ideas sustitutivas más realistas. Basándose en todo lo anterior, se podría concluir que la causa de muchas de las depresiones son los pensamientos irracionales.
Los síntomas motivacionales (por ejemplo poca fuerza de voluntad, deseos de escape o evasión) son también explicables como consecuencia de las cogniciones negativas. En esta línea de razonamiento, la poca fuerza de voluntad viene provocada por el pesimismo y desesperación del paciente. Asimismo, si el paciente espera un resultado negativo, no puede comprometerse a realizar una determinada tarea y esto le produce un bloqueo. Los deseos de suicidio pueden interpretarse como expresión extrema del deseo de escapar a lo que parecen ser problemas irresolubles o una situación intolerable.
La creciente dependencia también puede ser entendida en términos cognitivos. Dado que el paciente se ve como inepto y dado que sobreestima la dificultad de las tareas, espera fracasar en todo. De este modo, tiende a buscar ayuda y seguridad en otros que él considera más competentes y capacitados.
Asimismo, la terapia cognitiva es frecuentemente usada junto con medicación estabilizadora de las emociones, para tratar el trastorno bipolar.
Por último, el modelo cognitivo también puede explicar los síntomas físicos de una depresión. La apatía y las pocas energías pueden ser consecuencia de la convicción del paciente de que está predestinado a fracasar en todo cuanto se proponga. La visión negativa del futuro puede producir una inhibición psicomotriz.
Cómo trabaja la terapia Cognitiva
En la psicoterapia cognitivo-conductual, los pensamientos se consideran la causa de las emociones y no a la inversa. Cuando aplicamos terapia cognitiva en Vértices Psicólogos, inviertimos el orden causal empleado habitualmente por los psicoterapeutas. La metodología terapéutica consiste esencialmente en:
- Identificar aquellos pensamientos irracionales que hacen sufrir al paciente.
- Identificar qué es irracional en ellos; esto se logra mediante un trabajo de autoanálisis por parte del paciente, que el terapeuta debe promover y supervisar.
Una vez los pensamientos irracionales (falsos o incorrectos) son detectados, se pasa a la fase de modificación, que es central en la terapia cognitiva y consiste en reemplazar los viejos hábitos irracionales por otros más ajustados a la realidad y a la lógica. Esto se realiza mediante un esfuerzo para rechazar los pensamientos distorsionados y reemplazarlos por pensamientos más exactos y más alegres.
Este esfuerzo de observación y crítica que el paciente hace de sus propios pensamientos distorsionados no debe confundirse con la tendencia conocida como "Pensamiento positivo", que solo promueve el autoadoctrinamiento por medio de frases positivas u optimistas ("Merezco ser feliz", "soy una persona valiosa", etc), ya que la terapia cognitiva se sirve del pensamiento crítico para conseguir el cambio en sus pacientes y no de una imposición dogmática de pensamientos predeterminados.
La terapia cognitiva no es un proceso "de un día para otro". Aún cuando el paciente haya aprendido a reconocer cuándo y dónde su proceso de pensamiento se ha torcido, puede llevar meses de esfuerzo terapéutico concentrado el reemplazar un pensamiento inválido por uno más adecuado. Con paciencia y un buen psicólogo, la terapia cognitiva puede ser una herramienta muy valiosa en la recuperación.
El pensamiento negativo en la depresión puede ser el resultado de fuentes biológicas (depresión endógena), la influencia educacional de padres, u otras diferentes causas. La persona deprimida suele experimentar pensamientos negativos como más allá de su control. En Vértices Psicólogos, ofrecemos técnicas para dar al paciente un mayor grado de control sobre el pensamiento negativo, corrigiendo "distorsiones cognitivas" o pensamientos distorsionados en un proceso llamado reestructuración cognitiva.
En Vértices Psicólogos aplicamos en terapia cognitivo-conductual la técnica de las cuatro columnas, donde las tres primeras permiten analizar el proceso por el cual el paciente ha llegado a estar deprimido. La primera columna registra la situación objetiva; en la segunda, el paciente escribe los pensamientos negativos que se le ocurren; la tercera columna registra los sentimientos negativos y las conductas disfuncionales que resultaron de ellos. Los pensamientos negativos de la segunda columna se consideran un puente que conecta la situación con los sentimientos angustiantes. Finalmente, la cuarta columna, se emplea para desafiar el pensamiento negativo sobre la base de la evidencia de la experiencia del paciente.
Por último, también se puede usar este tipo de terapia para tratar el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), haciendo uso del condicionamiento clásico a través de la extinción y habituación.