Conceptos de psicología científica, sociogénesis, positivismo y socioconstructivismo
El concepto Sociogénesis, de forma unánime, ha sido definido como el estudio del origen social de la Psicología, esto es, la influencia de los factores sociales en su constitución como ciencia y la forma en que influyeron en su momento así como siguen influyendo en las distintas perspectivas psicológicas.
Todo ello planteado con un enfoque crítico, cuestionando los planteamientos que han apoyado a la Psicología científica y planteando los sesgos y verdades asumidas.
De relevancia, la interdisciplinariedad y su criticidad, así como el fomento a la postura reflexiva al respecto de lo que se nos ha dado como absoluto y verdadero.
Antes de entrar en los conceptos de Psicología Científica, el Positivismo, el Socioconstructivismo se ha intentado establecer una definición del concepto Ciencia.
El concepto de ciencia es, en sí mismo, problemático y su discusión y análisis en profundidad es materia de la filosofía de la ciencia o epistemología. Varias han sido las definiciones dadas en el debate al respecto, tales como “...una forma de adquirir y organizar el conocimiento...”, “...la herramienta más poderosa que tenemos para saber porqué ocurren las cosas así en nuestro mundo...como el único modo válido que hasta la fecha el ser humano ha sido capaz de crear para interpretar los fenómenos que nos rodean y establecer principios con el fin de organizar nuestra realidad, evitando la posible subjetividad...” “...forma de hacer generalizaciones a partir de investigaciones que se llevan a cabo mediante observaciones, análisis, comparaciones, hipótesis, ensayos, experimentos, etc...” “...la manera de comprendernos y comprender el mundo que nos rodea para adquirir conocimiento basado en razones empíricamente demostrables...” “...como una actividad que está fuertemente ligada al entorno y al momento histórico, así como al científico que realiza la actividad... sus valores y creencias, actitudes, percepciones de la realidad, influyen fuertemente en la dirección de su trabajo...”.
Se ha hablado, asímismo, del “Club que se proclama de élite de pensadores”, que impone unas normas generales –el método científico- que determinan y circunscriben una trayectoria para actuar en el contexto en que se ubican, utilizando una serie de instrumentos creados por ellos mismos que los legitima actuar como tal.
Como se puede comprobar, básicamente, la respuesta a la pregunta ¿Qué es para tí la Ciencia? ha sido que es una forma de obtener el conocimiento, que se convierte en científico y pertenece a la Ciencia, cuando se extrae de la realidad con métodos y herramientas precisas, integrándose en un sistema de conceptos, teorías y leyes: un sistema ordenado de proposiciones derivadas de principios. Aunque está claro que todo conocimiento vincula procedimientos mentales (subjetivos) con actividades prácticas (objetivas), la ciencia busca el predominio de lo objetivo a través de explicaciones congruentes, predicciones y control de los fenómenos naturales Así, el conocimiento científico puede generalizarse y puede pronosticarse. Este conocimiento va a resistir la confrontación con la realidad, descartará explicaciones metafísicas y utilizará fuentes de primera mano.
Es innegable pensar que la ciencia es una idea eterna, que pueda considerarse con un contenido permanente y eterno del mundo. Las ciencias no son eternas, sino que son ellas mismas configuraciones históricas. Tampoco son uniformes, pues existen muy diversos contenidos, normas, instituciones, etc...
A principios de la Revolución Industrial, en la que nuevos contenidos e instituciones comenzaron a conformarse, aparece la ciencia en su sentido moderno, lo que se considera Ciencia en sentido estricto. La ciencia pasa a primer plano durante los siglos XVIII y XIX, y en el siglo XX, será reconocida como un contenido fundamental de nuestro mundo.
Es a finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando aparece el Positivismo, en un terreno abonado por los cambios tecnológicos de la Revolución Industrial, y el decaimiento del sentido metafísico y religioso del conocimiento. Es una doctrina que Comte resume a través de su Ley de los Tres Estadios, marcando el comienzo de la Historicidad del Conocimiento Humano. El termino Positivismo fue utilizado por primera vez por Auguste Comte, no obstante, algunos de los conceptos positivistas pueden perseguirse claramente desde Hume, Kant y Saint-Simon.
La idea general del debate con respecto al Positivismo ha sido que éste no admite como válido científicamente otros conocimientos, sino aquellos que proceden de la experiencia.
El hecho es la única realidad científica y la experiencia y la inducción los métodos exclusivos de la Ciencia. Privilegia el método experimental y estadístico como elemento que garantiza la captación de la realidad de una forma pura, con exclusión de la participación de la subjetividad del científico. Lo que no se capta por los sentidos, que no es tangible, sería hacer metafísica. Concibe a la ciencia “neutra”, al eliminar la subjetividad, siendo el científico ideal el que prescinde de su humanidad.
Como rasgos más distintivos del Positivismo, se han destacado el supuesto de la racionalidad, el intento de medir todo, el dato como máxima expresión de verdad científica, la experimentación como único juez, con una clara orientación pragmática. Como idea central que la ciencia debe utilizar las teorías como instrumentos para predecir fenómenos observables y renunciando a buscar explicaciones. Solo se considera la posibilidad de estudiar científicamente los hechos, los fenómenos, el dato experimentable, lo observable, lo verificable, en un intento de definición de la manera más objetiva posible, independientemente de la subjetividad de los investigadores, de los orígenes y condiciones psico-sociales, utilizando en todo momento la verificación en la experiencia y en la observación de los fenómenos.
Esta concepción se expandió hacia todas las ramas del conocimiento, inclusive hacia los hechos sociales que son también tratados como cosas.
En lo que respecta a la Psicología, uno de sus mayores problemas, en tanto disciplina particular ha sido que carece de un objeto natural y propio, unánime o al menos aceptado mayoritariamente.
Según el concepto de ciencia, la pretensión de hacer del conocimiento científico el único conocimiento válido y digno de ser considerado como tal es lo que ha empujado a la Psicología a intentar buscar una forma de realizar su actividad dentro de los parámetros aceptados como científicos, como es el Positivismo. En este contexto, el aspecto cultural e histórico, que no podemos negar, ha perturbado a la psicología, y ha sembrado confusión.
Como ya dijo Heidbreder E.: "En todo momento, especialmente en los Estados Unidos, la psicología ha procurado por todos los medios ser ciencia; y en principio, la ciencia se abstiene de toda especulación no penetrada y consolidada por los hechos. Sin embargo, en toda la ciencia psicológica no hay hechos suficientes para fundar un sistema único y sólido". ("Psicologías del siglo XX", p. 17.).
De este modo, la Psicología Científica Positivista, que se instituye en términos de conocimiento verdadero tal como se ha planteado en el debate, ha rechazado todo concepto que no provenga de la experiencia, siendo el hecho la única realidad científica. Mediante la observación y la experimentación intenta explicar la realidad formulando leyes, estableciendo conexiones que sean generalizables entre variables, utilizando el método hipotético-deductivo. Una de las características, en mi opinión muy criticable de la Psicología Científica Positivista, es el hecho de negar de contenido social los objetos investigados, siguiendo la guía de la racionalidad científica para la que no existe la particularidad y lo concreto, en una búsqueda de explicaciones generalistas.
No se ocupa de las emociones, las motivaciones o la conciencia, con un peso eminentemente subjetivo y no observable, siendo eliminadas como objeto de estudio. Todas estas eliminaciones se pueden interpretar como un medio para establecer un método lo más “científico” posible o lo más cercano a lo que se denomina como “científico” en su lucha por erigirse como ciencia experimental.
Como ejemplo de la Psicología científica positivista, se ha mencionado a la psicología objetiva de la reflexología rusa de Pavlov y Bejterev, Throndike con la ley del efecto y su teoría de estímulo-respuesta, al Conductismo. Un conductista dira: "aquello de lo que no puedo dar cuenta en términos empíricamente observables (científicamente) no forma parte de mi indagación como científico".
A modo de ejemplo, Watson afirmó la necesidad de desprenderse por completo de conceptos como conciencia y mente por carecer de sentido en términos de los requisitos del método científico y sustituirlos por otros que sí los cumplieran como es el de la conducta; decía: "Si la psicología quiere convertirse en ciencia debe seguir el ejemplo de las ciencias físicas, esto es, hacerse materialista, mecanicista, determinista y objetiva". Esta forma de estudiar la conducta niega los factores realmente importantes en la comprensión del comportamiento humano, vaciando el conocimiento de reflexión y convirtiéndolo meramente en una disciplina descriptiva con el único fin de poder ser aplicada.
Desde estos sectores, típicamente positivistas y experimentalistas se niega el carácter de ciencia al psicoanálisis (y sus variantes), la psicología fenomenológico-existencial, la comprensiva, la humanista y la transpersonal. Todo lo que no responda en forma estricta a los parámetros de cientificidad del positivismo, se califica genéricamente, desde esta particular perspectiva, como "especulativo", "apriorístico", "no empírico" y "no verificable".
Se ha hablado en el debate que resulta “lógico” el seguir siendo científico positivista, entre otras, por cuestiones de reconocimiento profesional y de ser considerado realmente científico. En el positivismo no existen variables ocultas o no medibles por lo que el gremio de los científicos solo admiten estos hechos como verdaderos, con validez y fiabilidad cuando se puede repetir el ensayo con los mismos resultados. Es mucho más sencilla la psicología cuantitativa que la cualitativa, pero el ser humano no sólo están compuesto de sistemas matemáticos o lógicos y experimentales, sino que va mucho más allá.
En este sentido, ha existido consenso.
El Socioconstruccionismo, que no es presentado en el artículo de Tomás Ibáñez, fue definido por Kenneth Gergen como un “movimiento”, un conjunto de elementos teóricos en pogresión, laxo, abierto y con contornos cambiantes e imprecisos, más que como una doctrina teórica fuertemente coherente y estabilizada. Privilegia su dimensión instituyente por encima de su dimensión instituida, su carácter de proceso por encima de su carácter de producto, más o menos acabado.
El conocimiento no está en la mente de los individuos, ni las palabras son el reflejo ni de la mente ni de una naturaleza preexistente. Siguiendo a Gergen, “la fuente principal de las palabras que utilizamos sobre el mundo radica en la relación social. Desde este ángulo lo que llamamos conociiento no es el producto de mentes individuales, sino del intercambio social; no es el fruto de la individualidad sino el de la interdependencia”. (Gergen, 1989, p.19).
Así, la realidad estaría construida en la interacción significativa que realizan los seres humanos y, por ello, se aleja del Positivismo que se limita a emplear, como he comentado anteriormente, una metodología basada en la observación, experimentación, contrastación, etc. Esta realidad construida, de forma dinámica, es internalizada por los individuos a través de la socialización. Introduce el factor histórico y el carácter interpretativo del ser humano. El lenguaje como potente constructora de la realidad.
Tal como se ha explicitado en el debate y siguiendo a Tomás Ibáñez, la perspectiva construccionista es aquella que rechaza que sea la realidad la que dicte los discursos sobre la realidad y quien selecciona los que son adecuados. El conocimiento es, sencillamente, relativo. El construccionismo viene a disolver la dicotomía sujeto/objeto, afirmando que ninguna de estas dos entidades existe propiamente con independencia de la otra, no constituyen entidades separadas, cuestionando el propio concepto de objetividad. El socioconstruccionismo surge como un enfoque crítico, preocupado por cómo afecta el determinismo científico predominante al conocimiento y nos invita a la reflexión crítica, a cambiar nuestras lentes y a observar el mundo de forma completamente diferente a como se ha nos enseñado y rompiendo las características de lo institucionalizado.
Lo que más hemos resaltado del artículo de Ibáñez ha sido la argumentación crítica que realiza de todos los mitos imperantes así como su arriesgada apuesta posicionándose en la parte más compleja. Ofrece nuevas perspectivas para la ciencia, con el reconocimiento de la subjetividad.
De forma general, todos los componentes del debate nos hemos posicionado a favor del socioconstruccionismo.
A modo de conclusión, ha existido consenso general en todos los aspectos planteados del debate.
Estamos inmersos en una sociedad que refuerza una forma de razonamiento más ortodoxa y rígida, por lo que es importante que cada individuo comience a ponerse sus propios lentes. No existe una única verdad y una sola forma de ver el mundo.
Para posibilitar este nuevo enfoque, el movimiento socioconstruccionista es perfecto pues abre las perspectivas y miras de forma amplia y crítica.
El investigador se ve influido, necesariamente, por su entorno, sus creencias, sus valores, su actitud, etc. No se puede negar el hecho social ni el carácter histórico.
Finalmente, en mi opinión, la multidisciplinariedad es fundamental y no por ello la Psicología debe obviar o renunciar a variables que no sean demostrables de forma emípirica con tal de equipararse a otras ciencias y obtener de esta forma el título de “Ciencia”.