Fibromialgia

Fibromialgia madrid

Porque el ser humano es una persona que piensa, actúa y siente, no es solo un cuerpo físico. Funciona de una forma compleja donde intervienen todos los aspectos que rodean a la persona como la familia, el trabajo, los amigos, el ambiente, la situación física, el estado de ánimo y los pensamientos.

No se puede entender y ayudar a una persona enferma entendiendo únicamente su dolor, hay que entender ese complejo mundo de relaciones para intentar mejorar su padecimiento y su calidad de vida.

1. Breve introducción a la Psicología de la Salud

Diferentes autores coinciden en señalar que el término y la denominación de "Psicología de la Salud" como actividad singular, surge en el seno de la American Psychological Association (APA) como producto de una serie de sucesos.

Fue en 1969, cuando William Schofield publicó un artículo en la revista American Psychologist que precipitó el surgimiento organizado de lo se vendría a llamar Psicología de la salud. En ese artículo el autor subraya la presencia "anémica" de la psicología en el campo de los servicios de salud, "en número y tecnología" frente al de otros profesionales sanitarios. Pero también se indicaba las posibilidades de que esa presencia llegara a ser "robusta", y señalaba que esa dependía en muy buena parte de las decisiones y de los intereses de los propios psicólogos. A consecuencia de la publicación de este trabajo, la American Psychological Association organizó en 1973 un grupo de trabajo sobre investigación en salud,  que fue coordinada por le propio Schofield.

Las conclusiones a las que llegó el grupo luego del análisis de los Psichological Abstracts entre los años 1966 y 1973, fueron: "hasta el presente, los psicólogos americanos no se han sentido muy atraídos por los problemas de la salud y la enfermedad como áreas fecundas para la actividad investigadora tanto básica como aplicada; estos psicólogos no han percibido los beneficios que entraña para su trabajo a la hora de conseguir mejoras en el mantenimiento de la salud, la prevención de la enfermedad y el sistema de prestación de cuidados".

En verano de 1978, y tras una serie de reuniones coordinadas fundamentalmente por Stephen M. Weiss, Joseph D. Matarrazzo y Gorge C. Stone, los miembros de la Sección, del Network y otros, elevaron una petición para alcanzar el estatus de División en la reunión que la APA celebró ese año en Toronto, aprobándose entonces la constitución de la División de Psicología de la Salud (División 38), cuyos objetivos fundamentales son los siguientes:

§  Promover las contribuciones de la psicología como una disciplina interesada en la comprensión de la salud y la enfermedad a través de la investigación básica y clínica;

§  Alentar la integración de la información biomédica acerca de la salud y la enfermedad con el conocimiento psicológico actual;

§  Informar a la comunidad científica y profesional, así como al público general, de los principales resultados de la investigación y de las actividades y servicios en esta área.

§  Facilitar y promover la formación de profesionales y la creación de servicios especializados en psicología de la salud.

 

En septiembre de 1979, Joseph Matarazzo se encarga de pronunciar el discurso presidencial de la División de la Psicología de la Salud en la reunión de la Asociación Americana de Psicología celebrada en Nueva York. Y, es a partir de entonces cuando el número de psicólogos que aparecen dedicados a la aplicación de la psicología al campo de la salud/enfermedades físicas comienza a aumentar progresivamente. 

Así, cada día más, los psicólogos de la salud son requeridos por los servicios sanitarios. El mayor número de psicólogos ha sido en los centros médicos, en los que los psicólogos han llegado a convertirse en miembros de equipos sanitarios de intervención e investigación en rehabilitación, cardiología, pediatría, oncología, medicina familiar, odontología, etc.

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 1964) definió a la salud como: "un estado de bienestar completo físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia". Como podemos apreciar, esta definición subraya la naturaleza biopsicosocial de la salud y pone de manifiesto que la salud es más que la ausencia de enfermedad.

El bienestar y la prevención son parte de nuestro sistema de valores y continuamente se nos invita a evitar aquellos hábitos que afecten negativamente sobre la salud como, por ejemplo, una dieta pobre, la falta de ejercicio y el consumo de alcohol, etc…

Los pensamientos, sentimientos y estilo de vida son considerados como requisitos para lograr y mantener la salud física, en lo que podríamos denominar integración de mente y cuerpo.

Por ello, ha resultado aceptado, de forma general, que el primer intento de definición formal de la psicología de la salud parece deberse a Matarazzo (1980), quien la considero como "el conjunto de contribuciones específicas educativas, científicas y profesionales de la disciplina de la psicología la promoción y el mantenimiento de la salud, la prevención y el tratamiento de la enfermedad y la identificación de los correlatos etiológicos y diagnósticos de la salud, la enfermedad y las disfunciones relacionadas".

Esta definición acabó por convertirse en la definición "oficial", de la División de la Psicología de la Salud de la American Psychological Association (APA), ya que en su reunión anual 1980, fue adoptada como tal con muy pocos cambios.

A partir de ese momento, se estableció como punto de arranque conceptual para señalar los objetivos, tratando de diferenciarlas de otras especialidades afines y complementarias.

Y, en la actualidad, podemos concluir que uno de los objetivos claros de la Psicología de la Salud es el análisis de la influencia de las variables psicosociales sobre el estado de salud, el proceso por el que se llega a éste, el modo en el que éste contribuye a la calidad de vida de las personas y cómo éstas responden cuando están enfermas.

Otro objetivo será la promoción de conductas que contribuyan a la salud y calidad de vida de las personas. Diversos investigadores han desarrollado modelos y teorías explicativos acerca de las motivaciones y determinantes de las conductas de salud, su predicción, el cambio y modificación de una conducta de riesgo a una de salud, etc… No es un objetivo sencillo, puesto que no es fácil predecir las conductas de salud ni es tampoco es sencillo modificarlas de una forma estable en el tiempo, a pesar de la importancia de sus consecuencias para la vida de las personas.

2. Introducción a la Fibromialgia

El nombre de fibromialgia se deriva de «fibro», o tejidos fibrosos (tales como tendones y ligamentos), «mios», o músculos, y «algia», que significa dolor. Aunque se llamó fibrositosis por muchos años, ahora el nombre preferido es fibromialgia.

A pesar del reconocimiento oficial reciente, la Fibromialgia considerando como tal una situación patológica caracterizada por dolores difusos, con puntos selectivos "diana" de dolor, ya fue descrita por Gowers en 1904, aunque con el término de Fibrositis.

Se trata de un trastorno relativamente reciente, aunque a finales de los años treinta aparecieron dos conceptos relacionados con la fibromialgia: el síndrome doloroso miofascial y el reumatismo psicógeno.

El primer término acuñado por Travell y Simons se caracteriza por la presencia de dolor en uno o más grupos musculares, definiendo los trigger point o puntos gatillo como aquella zona del músculo cuya presión desencadena dolor en el mismo sitio o a distancia.

Boland introduce el concepto reumatismo psicógeno o tensional, basado en la ausencia de hallazgos demostrables que justifiquen la sintomatología, por lo que se atribuyó a una psiconeurosis. Todo ello ha estimulado la especulación sobre su patogenia, persistiendo aún en nuestros días.

La presencia de hallazgos radiológicos, analíticos y anatomopatológicos que resultan poco esclarecedores en el diagnóstico de la FM y su implicación en la esfera afectiva, hacen de ella una entidad compleja en cuanto a su clasificación, por ejemplo, dentro de los denominados síndromes somáticos funcionales ya que estos, en ocasiones, se superponen a los trastornos somatomorfos. La alta incidencia de síntomas psiquiátricos, especialmente afectivos, y la posible utilidad de los antidepresivos en su manejo terapéutico, hace considerar en estos pacientes un papel relevante, ya sea primario o secundario a los factores psicopatológicos.

No obstante, el hecho de que, en 1990, el American College of Rheumatology estableciera unos criterios de muy alta sensibilidad y especificidad para la clasificación de la FM, ha sido determinante para su aceptación y asentamiento de forma general.

La fibromialgia (conocido por las siglas «FM») es una forma de dolor musculosquelético, difuso, crónico y benigno de origen no articular. Es una condición crónica y compleja que se caracteriza por la combinación de varios síntomas y principalmente por la presencia subjetiva de dolor generalizado, fatiga, rigidez matutina y trastorno del sueño junto con la reproductibilidad a la presión de múltiples puntos dolorosos.

Como lo sugiere su nombre, la fibromialgia principalmente afecta los tejidos blandos del cuerpo. A diferencia de la artritis, la fibromialgia no ocasiona dolor o hinchazón de las articulaciones; más bien, produce dolor en los tejidos blandos alrededor de las articulaciones y en todo el cuerpo. El dolor ocasionado por la fibromialgia por lo general consiste en dolor o ardor generalizados. En numerosas ocasiones, se describe como un dolor de pies a cabeza.

Puesto que la fibromialgia produce pocos síntomas que se pueden percibir abiertamente, ha llegado a apodarse como la «invalidez invisible».

Existen diferentes tipos de clasificación al respecto de la Fibromialgia. Puede ser clasificada como regional, primaria y secundaria.

La FM regional, también denominada FM localizada o más frecuentemente síndrome miofascial: el dolor está circunscrito a una zona anatómica y por tanto limitado a puntos contiguos.

La FM primaria se caracteriza por dolor difuso y puntos dolorosos a la presión en múltiples localizaciones en ausencia de una condición concomitante o subyacente que pudiera explicar los signos y síntomas músculo-esqueléticos del paciente.

La FM secundaria está ocasionada por una enfermedad definida como puede ser la artritis reumatoide activa o el hipotiroidismo, cuyo tratamiento lleva consigo la mejoría del proceso fibromiálgico.

Por el grado de afectación la posibilidad de clasificación es tan amplia como personas padezcan el proceso, ya que la intensidad es muy variable.

La fibromialgia es una entidad de etiología idiopática-desconocida, que se estima afecta al 2-4% de la población, con prevalencia femenina, significativamente mayoritaria, ya que entre el 85% y el 94% de los casos se dan en mujeres. En los últimos años también se han sido descrito formas en niños, en los que se ha asociado con la presencia de hiperlaxitud articular.

Su severidad varía de día en día, y puede cambiar de lugar, llegando a ser más severo en aquellas partes del cuerpo que se usan más, como es el caso del cuello, los hombros y los pies). En algunas personas, el dolor puede ser lo suficientemente intenso para interferir con las tareas diarias y ordinarias, mientras que en otras, sólo les ocasiona un malestar leve. También, el agotamiento producido por la fibromialgia varía de persona a persona. Va desde una sensación de un ligero cansancio, hasta el agotamiento de una enfermedad como la gripe. Afortunadamente, la FM no es una condición que incapacite o que afecte la longevidad.

Finalmente, es una enfermedad mal conocida y peor entendida. Suele solaparse con alteraciones de tipo nervioso, de ansiedad o depresión, con las que puede coexistir y esto transmite a la sociedad y a la familia un mensaje de banalidad y escasa entidad. Se entiende que es un proceso “cosa de mujeres”.

3. Descripción de la enfermedad Modelo Biomédico

Según este modelo, la salud es definida como ausencia de enfermedad o aflicción del cuerpo y, por consiguiente las únicas acciones de salud posibles son el diagnóstico de la enfermedad y la intervención terapéutica para eliminar la patología orgánica subyacente.

3.1. Epidemiología

Se calcula que en España existen unas 800.000 personas en la población adulta que padecen este síndrome, lo que significa que afecta al 1-3% de la población mayor de 18 años.

Su prevalencia es del 2-6% en la consulta de medicina general y en la consulta de reumatología según distintos autores, es del 3,7-20%, 6,7 con una incidencia del 3,9% en mujeres entre 20-40 años y 5,8% entre 40-60 años 4,6. En 1985, Yunus y Masi son los primeros que describen la fibromialgia juvenil en 33 pacientes de edades comprendidas entre 9 y 17 años, cuya franja de edad más frecuente se encuentra entre los 13 y 15 años.

Con relación a su incidencia entre hombres/mujeres, como se ha adelantado en la introducción, en estos pacientes se aprecia que entre un 80 y 95% son mujeres y la edad más frecuente esta comprendida entre los 30 y 50 años. Sin embargo y, aunque sea más común en mujeres adultas, la fibromialgia también puede afectar a niños, a ancianos y a hombres.

Si en el adulto la FM es una entidad debatida, en el niño es la gran desconocida, tanto por los pediatras como por los reumatólogos pediátricos, lo que supone, en la mayoría de los casos, múltiples visitas médicas a distintos especialistas desde el neuropediatra, traumatólogo, gastroenterólogo hasta urgencias hospitalarias.

Es causa de absentismo escolar, tanto por el cansancio como por la sensación de enfermedad que el niño presenta, y a ello hay que añadir la dificultad en la valoración del dolor subjetivo por parte del niño y la angustia expresada por los padres por la falta de información en el diagnóstico de la enfermedad presentada en su hijo.

3.2. Etiología

 La etiología de la enfermedad es causa de debate en estos últimos años, ya que no se conoce un factor etiológico de la enfermedad.
Los investigadores especulan que hay muchos factores diversos que, por sí solos o en combinación con otros, pueden causar fibromialgia.
Por ejemplo, factores tales como una enfermedad infecciosa, trauma físico o emocional, o cambios hormonales, pueden contribuir al dolor generalizado, fatiga y trastornos del sueño que caracterizan a esta dolencia. (Ver Tabla I).
En lo que se refiere a los pacientes, más del 50% de ellos refieren algún suceso concreto al comienzo de los síntomas.

La enfermedad viral suele ser la más frecuente, aunque también se comunican traumatismos físicos, alteraciones emocionales y cambios en la medicación como la supresión de esteroides.

Entre las infecciones descritas como causa desencadenante, la infección vírica ocupa un lugar importante (55%), destacando principalmente el virus de Epstein-Barr, el parvovirus, al igual que la asociación con el herpes virus-6 y el Coxackie B12. Buskila y cols. aportan una serie donde el 29% de los pacientes con inmudeficiencia (VIH) presentan fibromialgia. En una serie de 100 pacientes afectos de enfermedad de Lyme, 25 asocian fibromialgia. Este modelo vírico de la fibromialgia que fue aceptado durante años, aunque actualmente parece superado y no se cree que exista una relación directa entre infección y FBM, sino más bien que la ansiedad y la preocupación por la enfermedad infecciosa, motivarían inactividad, trastornos del sueño, y dolor muscular.

Los últimos avances en genética apuntaron a alteraciones génicas, de forma que se demostró estadísticamente que existe una predisposición genética, no a la fibromialgia, sino predisposición a desarrollarla mostrando los estudios de familia cierta agregación familiar. No significa esto que sea hereditaria, sino que existiría cierta predisposición. Según este modelo genético, sobre el terreno fértil que supone el individuo predispuesto, podría actuar un agente disparador, como un traumatismo (habitualmente a nivel del cuello), o una infección.

Se considera también que puede haber diversos tipos de traumatismos emocionales que actuarían de agente disparador de la fibromialgia.

Varios estudios sugieren alteraciones en la bioquímica del músculo, algunas personas con fibromialgia presentan niveles anómalos de varias de las sustancias químicas involucradas en la transmisión y amplificación de la sensación de dolor, tanto hacia el cerebro como desde éste. Se desconoce si tales anomalías son la causa o el resultado de la fibromialgia.
En cualquier caso, la mayoría de autores y modelos no han hallado evidencias de que la fibromialgia sea una forma de comienzo de otra enfermedad.

3.3. Características Clínicas: Síntomas y señales

El eje central de la fibromialgia es el dolor. Muchos seres humanos sienten con cierta frecuencia dolores o malestar general.

En la mayoría de los casos la escasa relevancia de la percepción, hace que sobrelleven su situación o recurran a la automedicación, y sólo una minoría acude a la atención médica. De entre estas personas, el dolor musculoesquelético, es generalizado en un número más limitado de casos. Si a este grupo, se les presiona en los puntos hipersensibles (concepto ampliado más adelante), muchos individuos tendrán dolor en un punto, algunos menos en dos, aún menos en tres y así sucesivamente. Al acordar que sean once los puntos a valorar, no se ha hecho sino establecer un dintel. Se ha seleccionado de forma artificial a las personas más sensibles al dolor a la presión. El hecho llamativo, es que personas que han sido seleccionadas por su nivel de dolor musculoesquelético, con frecuencia comparten rasgos ajenos al mismo (depresión,  ansiedad, cansancio,  colon irritable...),  lo  que   sugiere   un nexo de unión.

De este modo, el dolor, el cansancio y la incapacidad son mayores a medida que aumenta el número de puntos dolorosos a la presión.

Se cree que en la FM los mecanismos del dolor tienen un funcionamiento anormal, lo que permite la mayor percepción de dolor. Bastará una pequeña sobrecarga de una articulación o de una parte del cuerpo, para notar sensaciones dolorosas.

Dolor

El dolor muscular general constituye el síntoma más destacado de la fibromialgia. Suele, de manera genérica, ocurrir en todo el cuerpo, aunque comience en una región localizada del mismo, tal como el cuello y los hombros, y extenderse a otras áreas al cabo de cierto tiempo.

El dolor producido por la fibromialgia ha sido descrito de diversas formas: ardentía, punzada, rigidez y sensibilidad.

Suele ser frecuente que varíe según la hora del día, el nivel de actividad física, el clima, los patrones de sueño y la fatiga nerviosa.

La mayoría de las personas con fibromialgia dice que siempre sienten algo de dolor. Estas personas sienten el dolor principalmente en los músculos. Y, para algunas personas, el dolor puede ser bastante severo.

Aunque el resultado del examen físico general es, en la mayoría de los casos, normal, presentando las personas un aspecto saludable, si se realiza un examen cuidadoso de los músculos de estos sujetos con  fibromialgia, podremos constatar diferentes zonas sensibles al tacto en lugares específicos, llamados puntos hipersensibles (Figura nº 1).

Los puntos hipersensibles son áreas del cuerpo que resultan dolorosas cuando se ejerce presión sobre ellas. La presencia y el patrón de estos puntos característicamente hipersensibles diferencian la fibromialgia de otras afecciones.

El especialista más indicado para realizar el examen de evaluación de estos puntos hipersensibles será el reumatólogo.  

Los puntos hipersensibles asociados con la fibromialgia tienen una ubicación similar a la de los puntos hipersensibles presentes en otros tipos comunes de dolor muscular y de huesos, tales como el codo de tenista (epicondilitis lateral). Un punto hipersensible a un lado del cuerpo suele tener un punto hipersensible correspondiente en el mismo lugar, en el lado opuesto del cuerpo.

Los puntos que están presentados en la figura nº 1 suelen ser los más comunes. Sin embargo, otros músculos y áreas de tejidos blandos también pueden resultar dolorosos.

Es muy común que el paciente desconozca la ubicación exacta o incluso la presencia de muchos de estos puntos hipersensibles, hasta que un médico lleva a cabo la evaluación correspondiente.

Anquilosamiento: Además del dolor, la rigidez del cuerpo puede representar un problema agobiador para las personas con fibromialgia. Esta rigidez puede notarse particularmente temprano en la mañana, después de permanecer sentado por períodos prolongados o de estar de pie sin moverse, o por cambios de la temperatura o de la humedad relativa.

Fatiga y alteraciones en el sueño

El 70-80% de los pacientes con FM se quejan de tener un sueño de mala calidad: "me levanto más cansado de lo que me acuesto", empeorando el dolor los días que duermen mal. Suelen experimentar fatiga moderada o severa, menor resistencia al esfuerzo o el agotamiento típico propios de la gripe o la falta de sueño. A pesar de dormir las horas suficientes, los pacientes que sufren del SFM pueden despertarse y sentirse todavía cansados como si apenas se hubiera dormido. Pueden experimentar dificultades al tratar de dormirse o en mantenerse dormidos. Algunos también sufren de apnea durante el sueño.

Se desconocen las razones por las que la fibromialgia causa que el sueño no sea reparador y otras dificultades del sueño. Sin embargo, las primeras investigaciones que se hicieron en laboratorios de sueño sobre el SFM documentaron interrupciones en la etapa más profunda del sueño (la etapa delta) de algunos pacientes con fibromialgia.

Aunque estos pacientes pueden conciliar el sueño sin grandes dificultades, tienen un sueño muy ligero y se despiertan con frecuencia durante la noche.

 

A menudo, estas personas se levantan sintiéndose cansadas, incluso después de haber dormido durante toda la noche. La fatiga resultante puede ir desde la apatía y la disminución de resistencia hasta el agotamiento. El nivel de fatiga experimentado puede variar de un día para otro. Los registros electroencefalográficos están alterados en el sentido de que en esta fase se detectan unas ondas similares a las que mantienen la actividad alerta del cerebro. Se desconoce si estas ondas están relacionadas con la causa de la enfermedad o son la consecuencia de la misma.

 

En ocasiones, la fatiga es más problemática que el dolor. Estos pacientes, además, pueden presentar un tipo de fatiga similar al que se produce con el síndrome de fatiga crónica (SFC). Pero para que ésta se diagnostique, el paciente debe presenta un historial de, al menos, seis meses de fatiga inexplicada, evaluada clínicamente, además de cuatro de los síntomas: dificultad para pensar con claridad, irritación de garganta, hipersensibilidad de los ganglios linfáticos, dolores musculares, dolores en las articulaciones, dolores de cabeza, alteraciones en el sueño y malestar durante más de 24 horas después de un esfuerzo.

Por la similitud de los síntomas, algunos especialistas entienden que ambas dolencias están relacionadas o representan variaciones de una misma enfermedad.

Está demostrado que la perturbación del sueño profundo altera muchas funciones críticas del cuerpo, como la producción de las sustancias químicas necesarias para reparar el tejido muscular, así como la percepción del dolor por parte de la persona.

Síntomas del Sistema Nervioso

Al no existir evidencias suficientes de alteraciones anatómicas, histológicas, o bioquímicas que justifiquen el cuadro clínico, durante años ha existido la tentación entre muchos profesionales de clasificarla como un trastorno psicológico o psiquiátrico. De hecho, en el paciente enfermo de fibromialgia, los cambios de humor son comunes. Es además, bastante frecuente, que los pacientes con FM sean diagnosticados incorrectamente con trastornos de depresión o ansiedad (“estás imaginándolo todo”). Esto ha comenzado a cambiar en los últimos años gracias a la participación de la neuroendocrinología en la investigación de la fibromialgia.

Los pacientes fibromiálgicos frecuentemente presentan un alto nivel de ansiedad y depresión, no obstante hay que tener en cuenta que esto es habitual en cualquier persona con un problema de dolor crónico. Son mayoría los investigadores que piensan que los factores psicológicos no son causas ni necesarias ni suficientes de la enfermedad.

La investigación ha mostrado repetidas veces que la fibromialgia no es una forma de depresión ni de hipocondría. Muchos individuos se sienten tristes o decaídos, aunque aquellos que padecen depresión clínica representan sólo un 25 por ciento del total.

Es muy probable que la mala adaptación a las situaciones de estrés sea un rasgo importante en las personas con FM, aunque cuando se estudia la frecuencia de situaciones estresantes en el entorno de estos enfermos, no es superior al de controles sanos.

Las personas que padecen fibromialgia pueden reportar dificultades al concentrarse o al realizar tareas mentales sencillas. No hay evidencia que demuestre que estos problemas se agravan con el tiempo; simplemente suelen aparecer y desaparecer.

Se han observado problemas parecidos en muchas personas que experimentan cambios de humor, alteraciones del sueño u otras enfermedades crónicas.

Siempre que la depresión o la ansiedad ocurran con la fibromialgia, es importante su tratamiento ya que estas condiciones pueden exacerbar la enfermedad e interferir en el manejo exitoso de los síntomas.

Otros problemas 

Además de los síntomas referidos, la FM puede ocasionar otros problemas, que pueden aparecer y que se relacionan a continuación:

Incremento de dolores de cabeza o de la cara. Estos pacientes pueden experimentar frecuentes jaquecas, tensión o dolores de cabeza de tipo vascular. El dolor de cabeza también puede consistir en un dolor que se dice estar en el área temporal (las sienes) o detrás de los ojos. Se cree que aproximadamente una tercera parte de los pacientes con fibromialgia experimentan dolores y disfunción de la articulación temporomandibular (conocida por las siglas en inglés "TMJ"), que no sólo produce dolores de cabeza sino también dolores de la cara y de las mandíbulas.

Malestar abdominal. Muchas pacientes experimentan trastornos digestivos, dolores abdominales, meteorismo, estreñimiento y/o diarrea. En conjunto, estos síntomas generalmente se llaman síndrome de colon irritable. Además, algunos pacientes tienen dificultad para pasar alimentos, lo que puede ser resultado de anormalidades objetivas en el músculo liso que funciona en el esófago.

Problemas genitourinarios. Es posible que presenten quejas de un aumento en la frecuencia o de mayor urgencia para orinar, típicamente, sin una infección de la vejiga. Algunos pacientes pueden presentar una condición más crónica que es la inflamación dolorosa de la pared de la vejiga, lo cual se conoce como "cistitis intersticial" (CI), también está asociado al Síndrome de prostatitis crónica. En las mujeres, la FM puede ocasionar que los períodos menstruales sean más dolorosos o que los síntomas de la FM se vuelvan peores durante ese tiempo. En las mujeres, también pueden presentarse otras condiciones, tales como la vestibulitis vulvar o vulvodinia, caracterizadas por dolores en la región de la vulva y por dolores durante el coito.

Parestesia. En ocasiones, se asocia con un entumecimiento u hormigueo (por ejemplo, en las manos o los pies). También conocida como parestesia, la sensación se puede describir como picazón o ardor.

Sensibilidad a la temperatura. Existe tendencia a tener una sensibilidad inusitada a la temperatura ambiente. A diferencia de otras personas en su alrededor, algunos pacientes tienen frío en forma anormal, mientras que otros tienen calor también en forma anormal. A veces, se manifiesta una sensibilidad inusitada al frío en las manos o en los pies, acompañada de cambios de color en la piel. Esta condición se conoce como el "Fenómeno de Raynaud".

 

Problemas de la piel. Síntomas molestos, como prurito, resequedad o manchas, pueden acompañar a la FM. Los pacientes con fibromialgia también pueden experimentar una sensación de hinchazón, particularmente en las extremidades, como en los dedos. Una queja común es que el anillo ya no cabe en un dedo. Sin embargo, este tipo de hinchazón no es equivalente a la inflamación asociada con la artritis; más bien, es una anomalía localizada de la fibromialgia cuya causa es desconocida actualmente.

Síntomas del tórax. En caso de tener que realizar actividades que les obligue a inclinarse hacia adelante (p. ej., escribir a máquina o sentarse a un escritorio, etc.), muchas veces tienen problemas particulares con dolores del pecho o las partes superiores del cuerpo que se conocen como "dolores y disfunciones del tórax". A menudo, estos dolores van acompañados de jadeos y problemas de postura. Algunos pacientes pueden también presentar una condición llamada "costocondralgia", que es un dolor muscular en donde las costillas se unen al esternón. Tales condiciones imitan los síntomas de una enfermedad cardíaca y por consiguiente se equivoca muchas veces en el diagnóstico.

Las personas que tienen FM son susceptibles a una condición cardiaca generalmente asintomática llamada prolapso de la válvula mitral (PVM) en la cual una de las válvulas del corazón se hincha durante un latido, causando un chasquido o soplo. Por lo general, un PVM no es motivo de preocupación en los pacientes con SFM a menos que haya otra condición cardiaca.

Desequilibrio. Se pueden experimentar problemas de vértigo y/o del equilibrio que se manifiestan de varias maneras, pues que la fibromialgia afecta los músculos esqueléticos de seguimiento de los ojos, pueden experimentarse náuseas o "confusión visual" al conducir un carro, al leer un libro o ya sea al seguir objetos con la vista -Las dificultades con los músculos lisos del ojo también pueden ocasionar otros problemas de foco-. El tener músculos débiles, o puntos hipersensibles en el cuello o problemas de la articulación temporomaxilar (ATM) también pueden producir vértigo o desequilibrio. Los investigadores del Johns Hopkins Medical Center también han demostrado que algunos pacientes con FM tienen una condición conocida como "hipotensión de origen neurológico" lo que causa, al ponerse de pie, un bajón en la presión arterial y en la frecuencia cardiaca, produciendo mareos, náuseas y dificultad para pensar con claridad.

Trastornos cognoscitivos. Las personas que tienen fibromialgia informan sobre una variedad de síntomas cognoscitivos que tienden a cambiar de día en día. Estos incluyen dificultad para concentrarse, "lentitud mental", pérdida de la memoria, sentirse fácilmente abrumado, etc.

Sensaciones en las piernas. A veces, algunos pacientes M SFM presentan un trastorno neurológico conocido como el "síndrome de las piernas inquietas" ("Restless Leg Syndrome”, RLS). Esta condición es caracterizada por un impulso incontrolable de mover las piernas, sobre todo cuando se está descansando o reposando. Un estudio reciente reveló que el 31% de los pacientes con FM tiene el RLS. El síndrome también puede ocasionar movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño ("Periodic Limb Movement Syndrome", PLMS), lo que puede ser muy molesto al paciente y a su pareja.

Sensibilidad ambiental. Es frecuente que la hipersensibilidad a la luz, ruidos, olores y cambios del tiempo; generalmente estas sensibilidades se explican como resultado de la hipervigilancia que se observa en el sistema nervioso de los pacientes con FM. Una inflamación neurogénica, una respuesta inflamatoria localizada, discreta, que no estimula una respuesta inmune ni se detecta en los análisis, parece que tiene un papel en la comezón y el sarpullido que se ven en estos pacientes. Son frecuentes las reacciones parecidas a las alergias a toda una gama de sustancias (p. ej., medicamentos, productos químicos, aditivos de los alimentos, contaminantes, etc.), y los pacientes tal vez experimenten una forma de rinitis no alérgica caracterizada por la constipación o excreciones de la nariz y dolor en los senos nasales, pero sin las reacciones inmunológicas que se dan en las condiciones alérgicas. Los médicos Daniel Clauw, M.D., y James Baraniuk, M.D., del Georgetown University Medical Center están llevando a cabo estudios sobre los síntomas que se notan en la nariz y las vías aéreas, así como sobre el dolor y la fatiga en pacientes del SFM, y también sobre el síndrome de la fatiga crónica y el del colon irritable, jaquecas y la cistitis intersticial.

4. Diagnóstico

Dado que no existen pruebas analíticas o de imagen que sean específicas de este proceso, el diagnóstico se establece si el paciente cumple unos requisitos determinados por la Academia Americana de Reumatología.

Estos requisitos incluyen: presencia de dolor músculo-esquelético extenso y la objetivación de dolor a la presión en al menos 11 de 18 puntos hipersensibles, predeterminados en estructuras musculotendinosas.

 Puntos hipersensibles (“Tender points") utilizados en el diagnóstico)

1 y 2. Occipucio: Inserción del músculo suboccipital.
3 y 4.- Cervical inferior: Cara anterior de los espacios intertransversos de C5 y C7.
5 y 6.- Trapecio: Punto intermedio del borde superior.
7 y 8.- Supraespinoso: Por encima del borde medial de la espina escapular.
9 y 10.- Segunda costilla: Unión costocondral.
11 y 12.- Codo: A 2 cm distalmente de los epicóndilos laterales.
13 y 14.- Trocanter mayor: Posterior a la prominencia ósea.
15 y 16.- Glúteo: Cuadrantes superior externos de las nalgas.
17 y 18.- Rodilla: Bola adiposa interna proximal a la línea de la articulación.

 La pregunta aquí es ¿por qué esos puntos y no otros? ¿Qué tienen en común esas localizaciones?

Los abordajes tradicionales de la fibromialgia no han podido dar respuesta a esta pregunta y esto se debe a que se ha considerado el músculo como “órgano diana” de la enfermedad, pero sin tener en cuenta el papel de la fascia asociada al músculo.

La medicina tradicional atribuye únicamente al músculo la función contráctil, la observación de la clínica fibromiálgica; disminución de la fuerza y la resistencia, trastornos en la relajación muscular... conduce necesariamente a una disfunción muscular. No obstante, esto plantea un problema, puesto que no hay hallazgos específicos en el músculo que justifiquen su disfunción. De hecho, las biopsias musculares no revelan alteraciones distintas de las que se pueden encontrar en otras personas sedentarias y con falta de entrenamiento muscular y sin embargo estas personas no manifiestan el resto de clínica fibromiálgica. Este enfoque tradicional tiene como consecuencia que la fibromialgia sea considerada hoy en día una enfermedad “difusa”, multisistémica y de mecanismos fisiopatológicos oscuros, de forma que su tratamiento actual es sintomático e inespecífico.

En recientes estudios, se ha aplicado el denominado modelo fascial a la fibromialgia, que permite justificar el porqué de esta distribución tan característica de los puntos hipersensibles.

En el modelo fascial que se propone, la disfunción miofascial es el elemento que desencadena el dolor inicial, el cual, por mecanismos de sensibilización central mantiene un estado de alteración en la percepción del dolor y ésta, a su vez, es la responsable de la aparición de otros signos.

Así, el atrapamiento fascial superficial podría ser el responsable de la aparición de los “tender points” característicos de la fibromialgia que no serían sino áreas de atrapamiento fascial superficial. El modelo fascial de la fibromialgia permite relacionar los factores etiológicos y la clínica de los pacientes, así como dar justificación al conjunto de signos y síntomas.

En lo que se refiere a las pruebas de diagnóstico, debido a que las quejas sobre la fibromialgia son tan generales y a menudo recuerdan otros trastornos médicos, muchas personas se someten a evaluaciones complicadas y a menudo repetitivas, antes de ser diagnosticadas con fibromialgia. Es importante visitar a un médico o reumatólogo que sepa cómo diagnosticar y tratar esta dolencia.

Hoy en día, no existe una prueba única de laboratorio ni rayos X que pueda ayudar a un médico a diagnosticar la fibromialgia. Por lo que ya que los análisis de laboratorio y radiológicos son frecuentemente normales en los pacientes con FM, es imprescindible que un médico recabe un historial completo y lleve a cabo un examen físico para un diagnóstico correcto. Los síntomas de la fibromialgia se asemejan a los de otras enfermedades y es necesario descartar éstas antes de hacer un diagnóstico definitivo.

Otras condiciones que se asemejan a la FM incluyen: lupus sistémico, polimialgia reumática, miositis, polimiositis, daño neurológico ocasionado por la diabetes, enfermedades de la tiroides, tendinitis, bursitis, síndrome de fatiga crónica y otros.
De cualquier forma, un diagnóstico de FM no excluye la posibilidad de que esté presente otra patología.

Se está investigando de forma exhaustiva en todo el mundo para encontrar pruebas que confirmen el diagnóstico. Ya hay algunos resultados prometedores con algunos tests, pero por el momento ninguno es de aplicación clínica a corto plazo.

5. Descripción de la enfermedad Modelo Biopsicosocial

 

Se produce un cambio de un modelo biomédico de la salud a un modelo biopsicosocial, partiendo de la consideración de que sobre la salud inciden múltiples determinantes que interaccionan entre sí; entre éstos, los factores psicológicos y sociales, cuyo valor etiológico es bien conocido y se origina de esta manera la necesidad de incorporar otros conocimientos distintos a los biomédicos para el entendimiento de la salud.

Al reconocer la etiología multifactorial de la concepción de la salud, se parte de la necesidad de una colaboración intersectorial e interdisciplinar para resolver los problemas de salud. La salud no va a depender solo de lo que tenemos o no, en el sentido de sustrato biológico, sino también y principalmente de cómo interpretamos y sentimos las distintas demandas que nos plantea la vida y cómo respondemos a las mismas, lo que supone que podemos jugar un papel activo y responsable en el control de los factores que afectan a nuestra salud.

La fibromialgia, como otras enfermedades crónicas, se ve influenciada por factores biológicos, psicológicos y sociológicos. Están implícitas el cambio de actitudes, cambio en las relaciones sociales y en la forma de vida, ansiedad, depresión, etc. que obligan a que el paciente se vea obligado a enfrentarse a los distintos trastornos y hábitos relacionados.

Existen evidencias que apoyan la presencia de un componente psicológico en la FM, a pesar de que esta apreciación es rechazada por los afectados, que consideran que el malestar psíquico es secundario a sus dolencias físicas. Las características psicológicas y de conducta de los pacientes pueden influir en la impresión global, de forma que aumente el riesgo de errores diagnósticos.

Los pacientes con dolor crónico presentan alteraciones del funcionamiento psicosocial relacionados con el abuso de fármacos, funcionamiento físico bajo, dependencia de la psicoterapia pasiva, aumento del desamparo y desesperanza, elevada resistencia al tratamiento, conflicto emocional con personas del entorno, abandono de actividades psicosociales y cambios emocionales y afectivos negativos.

Aspectos Psicológicos

La alta incidencia de síntomas psiquiátricos, especialmente afectivos, y la posible utilidad de los antidepresivos en su manejo terapéutico, hace considerar en estos pacientes un papel relevante, ya sea primario o secundario a los factores psicopatológicos.

En muchos de los estudios realizados, se han encontrado evidencias de alteraciones psicológicas en dichos pacientes.

Aplicando el MMPI (Minnesota Multiphasic Personality Inventory) y otras escalas similares, se ha observado que el perfil psicológico de estos pacientes presenta una puntuación elevada en depresión, hipocondriasis e histeria.

Los pacientes fibromiálgicos se han descrito como exigentes, cuidadosos, ordenados, honestos, responsables, morales y meticulosos.

Según los autores, estos pacientes pueden aparecer con una personalidad con mayor vulnerabilidad psicológica (mayores eventos traumáticos infantiles, pesimismo, desesperanza, dependencia, pasividad, negación de problemas y atribución de la disfunción psicosocial a los problemas físicos). El nivel de creencias pesimistas en estos pacientes va a jugar un papel importante en el dolor.

Identificar a los pacientes con depresión es importante, no sólo porque la depresión es una patología tratable, sino también porque puede tener efectos nocivos en la capacidad del paciente para hacer frente a los síntomas de la FM.

Es por ello, de extrema importancia, la intervención de la psicoterapia en el procesamiento de las emociones.

Aspectos Sociales y Económicos

A nivel social, es una enfermedad rotundamente no conocida. Y, aún, peor entendida, ya que suele solaparse con alteraciones de tipo nervioso, de ansiedad o depresión, con las que puede coexistir y esto transmite a la sociedad y a la familia un mensaje de banalidad, pues en muchos ámbitos es percibida como “cosa, sobre todo de mujeres”.

Como en todas las enfermedades, en la Fibromialgia se puede presentar un cuadro clínico que variará en lo referente a su severidad.

En general, a nivel social, estos pacientes van a sufrir consecuencias como:

  • Falta de aceptación de la enfermedad en el contexto social del enfermo. El entorno social del afectado padecerá las consecuencias de tener una persona cercana deprimida, desmotivada, sin expectativas, etc. por lo que progresivamente se puede producir un aislamiento social del enfermo

  • Elevados costes económicos para la comunidad: Gasto sanitario directo en visitas, exploraciones cada vez más sofisticadas, consumo de fármacos, etc.

  • Gastos por pruebas repetitivas por la insuficiencia de instrumentos fiables de evaluación, que pueda determinar con exactitud la presencia de la enfermedad y el grado de severidad

  • Discapacidad y la limitación o imposibilidad para desarrollar un trabajo específico

  • Gasto social: pérdida de horas laborales, costes de pensiones de invalidez, aumento de prejubilaciones, etc.