La importancia de la imperfección en el liderazgo.
El liderazgo no es un negocio limpio y pulcro cuando se realiza correctamente. A menudo requiere tomar decisiones audaces basándose en información ambigua y contradictoria.
En ocasiones hay que hacerlo mal para poderlo después hacer bien. A veces hay que hacerlo mal, mucho antes de que puedas hacerlo bien. Muchos grandes hombres y mujeres de negocios, que han cosechado el éxito, lo han logrado haciéndolo estrepitosamente mal al principio. Si hemos llegado a ser tan inteligentes y hemos logrado evolucionar desde los primates, ha sido precisamente porque somos capaces experiementar, arriesgarnos, equivocarnos, aprender de nuestros errores y proponer alternativas viables y prácticas.
La identificación de un líder suele hacerse frecuentemente como una persona que ha cosechado un éxito tras otro. Esto no deja de ser cierto, pero los líderes no deben ser juzgados con un estándar de perfección, ya que es la voluntad de ser imperfecto la que proporciona el combustible para que un líder experimente, innove y evolucione. Si un líder no posee el coraje de probar cosas nuevas, en un entorno donde no se garantice el éxito, nunca crecerá.
Cuando hablamos de liderazgo, la imperfección es más importante que la perfección.
Siendo realistas, muchas tareas requieren el rigor de la perfección (ingeniería, medicina, etc.), pero es la tarea la que se requiere que sea perfecta, no la persona.
Personas socialmente torpes, comunicadores mediocres o de aspecto descuidado, no tienen que ser rechazados, a nadie le va a importar si uno no es un “humano perfecto”, solo a los perfeccionistas, dotados de una habilidad especial para rechazar y molestar a otros. Las imperfecciones e idiosincrasias son frecuentemente las cualidades humanas más entrañables, dándole sentido al mundo y al entorno social.
Lo siguiente, son algunos consejos para amar el liderazgo de la imperfección y animaros a ser un poquito imperfectos:
Revisa la historia imperfecta de tu vida, piensa en todos los riesgos que asumiste y los errores cometidos, ¿de cuáles te sientes más orgulloso?, ¿cómo te han ayudado esos errores a convertirte en la persona que eres hoy en día?, ¿qué te indica eso sobre el valor de la equivocación?.
Piensa en tareas que tienes pospuestas o retrasadas porque crees que los demás no lo van a hacer tan bien como tu. Los perfeccionistas suelen ser grandes “microgerentes”, pero los microgerentes no suelen ser grandes líderes. Piensa que los demás se merecen la oportunidad de hacer aquello que crees que no se puede delegar.
Los perfeccionistas prefieren todo aquello que se ha probado y considera cierto y verdadero, a todo aquello nuevo y no probado. De los líderes, por el contrario, se espera que exploren caminos nuevos a través de la innovación y creatividad.
Ten en cuenta que el perfeccionismo no sólo inhibe la capacidad del líder para asumir riesgos, sino que inhibe su capacidad de disfrutar de ellos también. Nadie es perfecto, ni siquiera el perfeccionista. De forma que, si eres una persona que no puede sentirse plenamente satisfecho hasta que las cosas sean perfectas, podrías perpetuarte como una persona insatisfecha. El perfeccionismo es pues, una experiencia sin alegría.
En los negocios y el mundo empresarial, por ejemplo, los errores no habituales, permiten reflexionar, mejorar e innovar, permitiendo a la empresa evolucionar. El perfeccionismo, por el contrario, inhibe al líder para poder tomar riesgos y, sin estos, es imposible avanzar, desarrollando la actividad profesional como una gran experiencia….sin alegría.
Y después de todo esto, ¿no crees que la imperfección es un buen camino hacia el liderazgo?