La mafia de los ojeadores de fútbol y la "cosificación" del individuo

La cara oculta del futbol y la mafia

La última película de Miguel Alcantud, Diamantes Negros, nos muestra la dura realidad de como la pobreza puede ser explotada y rentabilizada por organizaciones y personas sin escrúpulos como las mafias de los ojeadores de fútbol. Para conseguir un Eto'o, ¿cuantos seres humanos han de sacrificarse?, ¿qué hacer con los restos inservibles de un sistema que convierte a la persona en una "cosa" que puede tener más o menos valor en función de un mercado como el del fútbol?, ¿qué les ocurre a las familias y a los jóvenes que no son "aptos"?

Para conseguir un producto excelente hay que hacer pruebas, ensayos de laboratorio, invertir millones en I+D, ¿y para conseguir un Eto'o?, ¿cuantos jóvenes han de ser "sacrificados"?, como la mayoría de los casos en los que la persona deja de ser persona, el fin justifica los medios y nadie le presta la menor atención al proceso de creación de una estrella del fútbol, solo vemos el triunfo, solo miramos la pantalla de TV y disfrutamos del deleite que producen los que triunfan, todo lo demás, son sacrificios necesarios que, la mayoría de las personas que no conocen realmente el proceso de captación ignoran, la luz de las estrellas apantalla los planetas y los satélites, los borra del visor del telescopio.

Córdoba TV tuvo el arrojo de denunciar la situación que están viviendo y padeciendo muchos jóvenes africanos subsaharianos en un programa especial en el que se puso de manifiesto la situación y en el que fuimos invitados para debatir sobre los condicionantes psicológicos, que afectan a estos jóvenes y sus familias, cuando son "captados" por las mafias de los ojeadores, prometiéndoles un verdadero paraíso en la "Tierra Prometida"  de la Liga Europea de fútbol y llegando a sufrir un verdadero infierno cuando no son válidos, siendo realmente tirados y abandonados en un país en el que no tienen ningún medio de subsistencia, con el añadido del esfuerzo económico que tienen que hacer sus familias para poder pagarles ese viaje a la "Tierra Prometida".

La cosificación de la persona consiste, como su nombre indica, en transformar a las personas en cosas u objetos y, esa transformación puede darse en un doble plano: el ético y el metafísico. Con esto quiero decir que, podemos cosificar a la persona cuando al pretender explicar lo que esta es, acabamos convirtiéndola en una mero objeto. También puede suceder la misma situación cuando no nos comportarnos con respecto a ella conforme a la dignidad básica merecida como ser humano. Así pues, la cuestión trata de buscar dónde reside la diferencia entre cosa y persona, permitiéndonos concienciarnos del error que se comete al cosificar a la persona.

La pobreza y la cosificación del individuo tienen una correlación patente y subconsciente, citando a Baltasar Gracián en su obra El Arte de la Prudencia, "poco vale lo que poco cuesta". Nuestra reflexión debe encaminarse a desacoplar esta correlación subconsciente y la clave está en diferenciar de forma consciente que las personas y las cosas son entidades diferentes y lo que podemos hacer con las cosas, es inmoral hacerlo con las personas, esa es la pieza clave del concepto "humanidad" y las implicaciones éticas que ello conlleva.