Un trastorno de Depresión Mayor ya había sido diagnosticado en Andreas Lubitz.
Varios años antes de trabajar para Germanwings (Lufthansa), el piloto de aeronaves civiles Andreas Lubitz, le comunicó a la compañía para la que trabajaba como piloto que había sufrido una depresión mayor. Asimismo, Lubitz, a quien las autoridades alemanas acusan de estrellar deliberadamente el vuelo 9525 de Germanwings cuando sobrevolaba los Alpes franceses, comunicó en 2009 a su escuela de formación en Lufthansa que sufría de un episodio previo de depresión severa, según se desprende y se ha sabido, a través de los correos electrónicos intercambiados entre Lubitz y Lufthansa y de los documentos médicos que presentó este cuando se estaba tramitando la reanudación de su entrenamiento de vuelo.
Todo ello, según avanzan las investigaciones, conduce a pensar que Germanwings conocía previamente la batalla que estaba librando Lubitz contra la depresión.y, permitió al piloto no solo continuar con la formación, sino también incorporarse como copiloto al vuelo accidentado.
¿En qué estado mental se encontraba realmente el copiloto Andreas Lubitz?
Todo este rompecabezas no ha hecho sino empezar y va a formar una parte esencial de la investigación, donde los informes de psicología forense irán mostrando progresivamente los entresijos y detalles del estado mental del copiloto y de los procedimientos de psicotécnicos de admisión y capacitación de la compañía aérea.
Ya adelantó un portavoz de Lutftansa, días después del accidente, que Lubitz poseía certificados médicos válidos y había superado correctamente los exámenes y los psicotécnicos, así como que estaba en posesión de sus licencias válidas para volar. Si esto último era cierto, el siguiente paso y, posterior a lo que dictaminen los tribunales y las compañías de seguros y, las responsabilidades que se deriven de ello, habrá que revisar todos los procesos de admisión, capacitación e idoneidad, si queremos evitar este tipo de tragedias y devolver la confianza a los clientes de las compañías aéreas.
¿Qué motivos se barajan como detonantes de la decisión de estrellar el avión?
Se han ido filtrando todo tipo de informaciones a lo largo de estas semanas, como por ejemplo, que Lubitz sufría de trastornos suicidas antes de iniciar su carrera en la aviación y había estado sometido a tratamientos psicoterapéuticos, como revelan los informes médicos y psicológicos.
En estos momentos, las hipótesis y el transcurso de la investigación, están conduciendo a pensar que el copiloto sentía un temor atroz a perder su licencia, debido a su trastorno por depresión y a otros problemas médicos, limitantes para ejercer como piloto, en relación a los dictámenes de un oculista y un neruopsicólogo que había visitado y que le habían considerado “no pato” para ejercer como piloto.
Según ha comentado también Brian Russell, un reputado psicólogo forense, "la psicología puede explicar el mecanismo por el cual una persona puede convertir su rabia interior, debido al riesgo de poder cesar en su empleo, en un acto suicida, pero no existe ninguna enfermedad mental conocida que explique el hecho de que una persona proyecte su rabia hacia otras 149 personas que no tienen nada que ver con ella”.
¿Suicidio o asesinato?
Lamentablemente, la historia nos ha demostrado que, las personas se pueden suicidar en masa, a través de una decisión colectiva con mayor o menor liderazgo por parte de alguna de ellas (Jonestown – Guayana); pueden forzar su suicidio mediante el desencadenamiento de una acción policial o militar de protección hacia el resto de civiles (Waco – Texas); o pueden “pedir que les suiciden” (por decirlo de alguna forma) a través de un curioso mecanismo eutanásico más o menos creativo y/o complejo (Armin Meiwes – Rotemburgo); pero, en los ejemplos anteriores y en otros muchos de similares características, o bien la decisión es tomada colectivamente, o bien existe un vínculo estrecho entre el instigador o desencadenador del suicido y los fallecidos.
Se torna complejo analizar este caso desde el punto de vista de la psiquiatría y la psicología forense, haciéndose difusa la frontera entre un asesinato en masa, un daño colateral al suicidio y un acto de rabia proyectado hacia los demás, pudiendo cohabitar los tres a un tiempo en el sentir y pensar de Andreas Lubitz antes y durante la decisión de cometer el acto.
Esta última reflexión, abre el camino hacia una línea de investigación psicológica forense adicional, en la medida en la que el acto pudo estar en mayor o menor medida premeditado, incluyendo la muerte de 149 pasajeros anónimos.
Durante nuestra participación en el programa coloquio Hoy Comentamos de Córdoba TV, surgieron todas estas cuestiones, que deberán irse aclarando poco a poco a medida que avance la investigación y se vayan aportando más datos e informes.